Narra la crónica de lo cotidiano, esa que no está escrita, sino que está protagonizada y vivida, que allá por Octubre de 1967, Daniel, un joven adolescente de 15 años de edad, junto a su Padre Dino Dante Domínguez comenzaron a escribir la Historia de la barraca que se ubicaba en la emblemática calle Martín Güemes.
Luego a medida que fue creciendo y desarrollándose como empresario se trasladó al predio histórico de la calle Artigas. Más tarde, posterior al fallecimiento de su padre, en la década del 90 logró realizar una importante inversión en capital humano (con más de veinte empleados efectivos) y de trabajo, para exportar cueros ovinos piquelados convirtiéndose en número 1 en la Argentina dentro del rubro. Las mismas fueron efectuadas a Italia, Corea, Francia, Chile y China.
Esta historia de pujanza y arduo trabajo se escribe en el día a día, concretando ventas de lana con destino al exterior a firmas como Ituzaingo, Fowler, Unilan y Sukman. Entre los años 94 y 96 logró acopiar un millón ciento setenta mil kilos de lana alcanzando el puesto Nro 1 dentro de la provincia de Buenos Aires.
Hoy encontrándose acotado x la difícil situación de los países asiáticos, las cantidades se han reducido notablemente, pero continúa con sus 68 años, su incansable lucha por permanecer en el rubro que tanto ama y lo apasiona desde niño.
Dante Daniel Domínguez peina ya 53 años de barraquero, con una exquisita historia de pasión por el trabajo desarrollado, con muchas alegrías y algunos sin sabores propios de quien quiere progresar pese a los avatares económicos. Una historia plagada de evidencia empírica e irrefutable que nos enseña que los sueños realmente se logran…un historia digna de ser reconocida en VIDA e instándolo mediante este acto a seguir escribiéndola, con su propio trazo, durante muchos años más.